Es un hecho, ya hemos comenzado septiembre y estamos inmersos en la vuelta al colegio para unos y a la oficina para otros, pero nos cuesta todavía levantarnos por la mañana. No dormimos bien, estamos apáticos y nuestro ritmo interior parece ir más lento. Y a todo esto le acompaña una mente que todavía está pensando en las vacaciones que se acabaron hace apenas unas semanas y en lo que uno disfrutó en su tiempo libre.
Salvo circunstancias especiales, puede que todos en mayor o menor medida podamos sufrir lo que se conoce como depresión o síndrome post vacacional. Una sensación de tristeza, apatía, falta de energía o motivación al incorporarnos a nuestro trabajo o rutina diaria tras acabar el periodo de descanso sin horarios ni ataduras.
Una fase que, si se trata a tiempo y se siguen una serie de hábitos saludables, no debe pasar de un simple período de adaptación que venceremos con éxito.
Señales del síndrome post vacacional
Antes de nada es importante tener en cuenta aquellas señales que nos avisan de que no estamos empezando el mes de septiembre con buen pie. Unos síntomas que pueden variar de intensidad según sea la persona, su entorno o qué responsabilidades u obligaciones tenga pero, las más comunes son bajo estado de ánimo, apatía, ansiedad, falta de energía o una sensación de no poder adaptarse de nuevo a la rutina. Manifestaciones todas ellas que pueden llevar a situaciones de estrés en esa persona.
Por ello, para mejorar esa calidad de vida y superar dicho síndrome post vacacional, que en la mayoría de los casos no suele alargarse más de dos semanas, es bueno poner en práctica los siguientes consejos saludables.
Consejos para combatir el síndrome post vacacional
Uno no debe enfrentarse a la rutina de un día para otro y de golpe. Lo mejor en estos casos es tomar con referencia unos días del final de nuestras vacaciones para ir poco a poco adaptando nuestra mente y nuestro cuerpo a la rutina que vendrá con el mes de septiembre.
Unos días previos donde la alimentación sana, el deporte al aire libre así como volver a mantener una buena rutina del sueño harán mucho por superar esta fase de cierta apatía al volver al trabajo y a las obligaciones. En este último punto, y aunque nos cueste un poco al principio por eso de que estamos todavía de vacaciones y no hay despertador de por medio, es aconsejable ir adaptando los horarios de una manera suave y progresiva. Por ejemplo, irnos antes a la cama y levantarnos también antes para que cuando, llegado el día 1 de septiembre, no “suframos” con el primer madrugón.
Una aclimatación que también mantendremos a la hora de ir haciendo nuestras actividades diarias sin que estas resulten demasiado bruscas o intensas. Debemos darnos tiempo, y dárselo a nuestro cuerpo y nuestra mente. Lo mismo que haremos en el trabajo: hacer primero las tareas más llevaderas, no llevarse trabajo a casa y aprovechar los días o momentos de descanso para recargar energía con la familia y amigos.
Por último y cada día, nos puede ayudar dedicar unos minutos al caer la noche a practicar algo de meditación. Eso nos vendrá bien para relajarnos y alejar de nuestra mente aquellos pensamientos más negativos.
En definitiva, para superar el síndrome postvacacional la receta es tomarnos nuestro tiempo e ir poco a poco adaptando la vuelta a la vida diaria.