Si llevamos una alimentación variada y equilibrada, tenemos poca probabilidad de sufrir una deficiencia de vitaminas. Sin embargo si tenemos una ingesta insuficiente de nutrientes, o bien por la toma de algunos medicamentos que interfieren con la adecuada absorción de vitaminas, podemos sufrir una deficiencia de las mismas.
Antes de que se produzca un déficit de vitaminas, el organismo consume sus reservas, y cuando estas reservas son insuficientes, se producen ciertos síntomas provocados por el déficit de vitaminas, que además, son difíciles de diagnosticar como: astenia, apatía, pérdida de memoria y pérdida de capacidad de atención.
Tiene fácil recuperación si la detección del déficit es rápida, pero puede tener daños importantes si se deja evolucionar.
Las vitaminas se clasifican en 2 grupos: VITAMINAS LIPOSOLUBLES y VITAMINAS HIDROSOLUBLES. Las vitaminas liposolubles son aquellas vitaminas que se pueden disolver en grasas y aceites, a diferencia de las vitaminas hidrosolubles, que se disuelven en agua.
VITAMINAS LIPOSOLUBLES:
Se encuentran en los alimentos ricos en grasa. Cuando los niveles de este tipo de vitaminas son excesivos, se almacenan el el hígado y en el tejido adiposo, donde pueden alcanzar niveles tóxicos. Por ello en las vitaminas es tan imprescindible tomar exclusivamente la dosis diaria recomendada o CDR (excepto en caso de déficit, que él médico nos prescribirá que cantidad tomar)
VITAMINA A:
Funciones más destacadas: mantenimiento de los tejidos corporales, el adecuado desarrollo del sistema nervioso, aumentar la resistencia a las infecciones y favorecer la buena visión nocturna, diurna y de los colores.
Consecuencias de su déficit: ceguera nocturna y otros problemas oculares, sequedad en piel y mucosas por atrófia de las glándulas sudoríparas y sebáceas; aumento de la probabilidad de sufrir infecciones.
Consecuencias de un exceso de Vitamina A (toxicidad de vitamina A): dolor y fragilidad ósea, vómitos en lactantes y niños, piel seca y agrietada, uñas frágiles ,alopecia, gingivitis, falta de apetito, irritabilidad, fatiga y alteración del buen funcionamiento del hígado.
VITAMINA D:
Se sintetiza en la piel con el sol (luego no es una vitamina esencial de la dieta)
Funciones más destacadas: desarrollo de los huesos. Su déficit provoca alteraciones en los huesos y raquitismo en niños. Su exceso lleva a una hipercalcificación en huesos y cálculos renales.
VITAMINA K:
Es una vitamina muy resistente al calor, y no se degrada con la cocción de los alimentos. Su función principal es su participación en la coagulación de la sangre. Su carencia produce un aumento de la coagulación.
VITAMINA E:
Apenas se destruye con la cocción de los alimentos, pero su absorción en el tubo digestivo es baja. Se encarga de proteger las células de la oxidación y mantener la fertilidad sexual. Su carencia, aunque es rara, puede provocar anemias y dermatitis.
VITAMINAS HIDROSOLUBLES:
Son solubles en agua, luego se disuelven en la cocción, y se eliminan fácilmente con la orina, con lo que normalmente no se producen excesos de estas vitaminas.
VITAMINAS DEL GRUPO B:
Todas participan en el metabolismo de las células. Intervienen e las reacciones de producción de energía, en el mantenimiento de los tejidos y en el funcionamiento de los órganos. El ácido fólico es muy importante para la formación de ADN y su déficit en el embarazo se debe evitar (posible nacimiento de niños con bajo peso, prematuros, o con espina bífida). LA vitamina B12 es muy importante en el proceso de fabricación de los glóbulos rojos. Su déficit se puede dar más frecuentemente en vegetarianos, produciendo Anemia Perniciosa.
VITAMINA C:
Se absorbe con facilidad en el intestino delgado y se distribuye a los tejidos. Una de sus principales funciones es neutralizar los radicales libres, formación de huesos, los dientes, los glóbulos rojos, el colágeno que forma la mayor parte de las estructuras corporales, etc.
Su déficit ocasiona escorbuto (generalmente por la falta de ingesta de frutas y verduras). Su exceso puede producir en adultos un escorbuto de rebote y la formación de cálculos renales.
En la farmacia podemos encontrar gran cantidad de complejos vitamínicos, que contienen la cantidad diaria recomendada (CDR) de diferentes vitaminas, adecuados para mantener los niveles óptimos de las mismas. La mayoría de estos productos suelen poderse comprar sin receta médica. Bastaría con preguntar al farmacéutico cual sería el más idóneo para cada paciente ya que, dependiendo de: el tipo de alimentación, la forma de vida (sedentario o deportista), toma de otros medicamentos tanto crónicos como ocasionales, edad, sexo, patologías, y otros muchos factores, podremos aconsejar el complejo vitamínico que mejor convenga a cada paciente.
En el caso de déficit grave o alto nivel de vitaminas, tendrá que ser el médico el que diagnostique la patología, y prescriba el medicamento más adecuado.
Desde aquí, os animamos a preguntar siempre en la farmacia cualquier consejo o duda que tengáis, aunque sea una cosa sencilla, como lo es un complejo vitamínico.
Saludos.